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6 jul 2011

OFICIOS Y GREMIOS

En los gremios medievales había una jerarquía de tres niveles:  
maestro, oficiales y aprendices. El aprendiz, al cabo de, habitualmente, siete años de aprendizaje, presentaba una "obra maestra" que demostraba que había adquirido las habilidades elementales. Si aprobaba, trabajaría durante otros cinco o diez años más como oficial, al cabo de los cuales podía presentar una "obra maestra superior" para demostrar que merecía ocupar el lugar de maestro. 

En el caso del aprendiz de orfebre, este proceso se enriquecía con un período de movilidad. Una vez que aprendiera a fundir, expurgar y pesar metales preciosos y presentara su obra maestra en su lugar de residencia, el aprendiz podía pasar de una ciudad a otra ya como oficial y presentaba su obra maestra superior ante corporaciones de maestros orfebres en ciudades extranjeras.
Sabemos todo esto porque esta práctica llamaba la atención de Ibn Jaldún, historiador, sociólogo, filósofo, economista, demógrafo y estadista árabe, cuya obra Muqaddima es, en parte, un tratado sobre la artesanía. En Andalucía, se fijó tanto en los gremios locales como en el trabajo de los orfebres itinerantes. A su juicio, lo orfebres se parecían a los bereberes, fortalecidos por los viajes y la movilidad. Los gremios sedentarios, en cambio, le parecían más perezosos y "corruptos". 

Parece que los orfebres medievales tenían un parecido con los modernos trabajadores "flexibles" que se desplazan a donde hay trabajo. Pero, al mismo tiempo, sus gremios consiguieron un fuerte sentimiento de comunidad. La red del gremio proporcionaba contactos en las mudanzas y ponía énfasis en las obligaciones del migrante. Contaban con fraternidades que ayudaban a los trabajadores en apuros y organizaban eventos sociales. Este marco de apoyo aseguraba que los orfebres itinerantes pudieran dedicarse a su necesidad más urgente: el establecimiento de una buena reputación personal y profesional (era una época en que, más que en contratos, las transacciones comerciales se basaban en la confianza). 


(Fuente: Sennett, Richard. 2009. El artesano. Barcelona: Anagrama) 

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